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Engaño listo

para consumir

La guerra en las góndolas que nadie te advirtió: cuando las empresas productoras de alimentos y los supermercados hacen lo posible para vender, aunque esté en juego la transparencia para con los consumidores.

Beatriz es ama de casa jubilada, toda la vida lo fue. Tiene 4 hijos y ya ninguno vive con ella, pero la visitan al menos dos veces a la semana. Además de sus 4 hijos, tiene 6 nietos. En la semana se turnan para verla y los domingos Beartiz es la anfitriona del almuerzo familiar.

 

El último domingo de abril de este año, recuerda haber invitado a todos a una raviolada en su casa. Todos en la mesa y servidos los platos, uno de los nietos pregunta por el queso rallado. Beatriz le pide a uno de sus hijos que busque en la alacena unos paquetes de queso rallado que había conseguido a muy buen precio en el supermercado.

Hasta acá, era una escena normal en la vida de cualquier argentino.

 

-“Mamá, esto no es queso”

 

El hijo mayor de Beatriz, que es celíaco y nutricionista, suele mirar bien lo que compra.

Esta ama de casa se sintió confundida, ella que siempre ve bien lo que está llevando. Tomó el sobrecito con sus manos y comprobó, para su sorpresa, que su hijo tenía razón.

 

Pues bien, el desarrollo y la re-evolución le llega también a la industria alimenticia de la mano de la Ingeniería en Alimentos. Así es que muchos alimentos han cambiado la composición de materia prima con la que están elaborados, y es que muchos ingredientes naturales fueron reemplazados por sustitutos que abaratan costos y dan mayor durabilidad al producto.

Así, sin darnos cuenta y con ayuda de estrategias de marketing, branding, logos, diseños y etiquetas, las empresas/marcas (viejas y nuevas) juegan con nuestra percepción haciendonos creer que estamos llevando una cosa, cuando en realidad es otra. En mi barrio le dicen “gato por liebre”.

 

Lo que Beatriz había comprado era un producto ensobrado que en el frente estaba rotulado bien grande “Rallado”. Debajo de esta inscripción se encontraba la marca “La Quesera” y debajo un tentador bowl de queso, o al menos eso es lo que parece. Este producto efectivamente no es queso, es un aderezo a base de queso que contiene, entre otras cosas, almidón y margarina bobina. Todo esto está escrito al dorso del empaque y en letra de un tamaño inferior al contundente “Rallado”.

 

En Argentina, la Ley Nº 18.284 declara vigente en todo el territorio nacional, con la denominación de Código Alimentario Argentino, las disposiciones higiénico-sanitarias, bromatológicas y de identificación comercial del Reglamento Alimentario aprobado por Decreto 141/1953. En su capítulo V, el Código Alimentario Argentino establece las normas para la rotulación y publicidad de los alimentos. Allí se detallan los puntos que muchos consumidores deberíamos tener en cuenta a la hora de comprar:

 

Se entiende rotulación como “toda inscripción, leyenda, imagen o toda materia descriptiva o gráfica que se haya escrito, impreso, estarcido, marcado, marcado en relieve o huecograbado o adherido al envase del alimento.”

 

 “Los alimentos envasados no deberán describirse ni presentarse con rótulo que: a) utilice vocablos, signos, denominaciones, símbolos, emblemas, ilustraciones u otras representaciones gráficas que puedan hacer que dicha información sea falsa, incorrecta, insuficiente, o que pueda inducir a equívoco, error, confusión o engaño al consumidor en relación con la verdadera naturaleza, composición, procedencia, tipo, calidad, cantidad, duración, rendimiento o forma de uso del alimento (...)”.

 

A su vez, lo detallado en el Código Alimentario Argentino se ve reforzado por la Ley 22.802 (Ley de Lealtad Comercial) que en el artículo 5 establece que: “Queda prohibido consignar en la presentación, folletos, envases, etiquetas y envoltorios, palabras, frases, descripciones, marcas o cualquier otro signo que pueda inducir a error, engaño o confusión, respecto de la naturaleza, origen, calidad, pureza, mezcla o cantidad de los frutos o productos, de sus propiedades, características, usos, condiciones de comercialización o técnicas de producción.”

 

La firma Cassini & Cesaratto, propietaria de la marca “La Quesera” infringe las leyes antes descritas en tanto que el etiquetado del producto “Rallado” utiliza denominaciones y representaciones gráficas que pueden resultar en la “confusión o engaño al consumidor” tal como lo detalla la ley Nº 18.284.

 

El nombre del producto, “Rallado”, se presenta al frente del packaging con una tipografía de tamaño mayor al resto de los textos. Este naming induce a los consumidores al engaño en sí mismo, entendiendose esta denominación como una eficaz pero perversa estrategia de marketing, y todo lo que pareciera estar en regla no lo está. El producto no es queso rallado sino un “aderezo a base de queso rallado y almidón”. Esta mención está expresada en el margen superior con una tipografía mínima (respetando los mínimos establecidos por la ley). Aquí vemos que el nombre, la representación gráfica, el tamaño y disposición de los textos pueden generar confusión en el cliente, si bien cumplen con las normativas para que este producto esté a la venta.

 

Quisimos contactar con Cassini & Cesaratto para conocer su versión o postura sobre el tema pero no obtuvimos respuesta.

 

Entonces ¿está en ley o no lo está? A medias.

Cumple con toda la información que indica la legislación, pero se valen de esto para ser ambiguos con el nombre.

 

De una investigación sobre “La Quesera’ surge que  Septiembre de 2008 (hace 11 años atrás), el ANMAT sancionó a Cassini & Cesaratto ya que en el producto “Queso Rallado” marca  La Quesera contenía almidón. En esa oportunidad  el INAL (Instituto Nacional de Alimentos) prohibió la comercialización del producto de La Quesera, ordenando a Cassini & Cesaratto a retirar del mercado el queso rallado. Hoy ese mismo producto sigue existiendo pero han eliminado del empaque la palabra “queso” dejando el “Rallado” como  nombre del producto y la aclaración de que es un aderezo con almidón está en una pequeña tipografía.

¿Cuál es la diferencia entre el queso rallado y el aderezo?

Conversamos con la Licenciada en Nutrición Estefania Del Gesso y si bien en sus respuestas no se muestra alarmante, aclara que en cuanto a lo nutricional le ve en contra “la cantidad de sodio y que como es un sustituto deja de ser lo natural que puede ser un queso. Todo aderezo, todo sustituto tiene mezclas que lo hacen mas economico”.  Llegamos a la conclusión de que estos sustitutos cumplen ”la función de”, pero no reemplazan al original.

Estos aderezos o “sustitutos” por su composición suelen ser de menor calidad nutricional que el producto original.

 

Así como Beatriz compró con la vista pensando que llevaba queso, a todos nos puede pasar y es que los comercios tampoco etiquetan a los productos como lo que realmente son.

Encontramos que MaxiConsumo y WallMart venden en sus respectivas páginas web “Rallado” La Quesera como “queso rallado”. Dificil saber si es omisión o adrede, lo cierto es que en la cadena de comercialización el único perjudicado, sin saberlo, es el consumidor.

 

Los apartados de la legislación sobre etiquetado en Argentina contemplan aspectos básicos (y no por ello no importantes) pero dejan zonas grises en las que las empresas y productores juegan con estrategias de marketing que les permitan vender y bajar costos, a costa del consumidor, engañandolo. Las compañías parecen asumir el riesgo y lanzar productos con nombres confusos y polémicos que a grandes rasgos no parecieran incumplir las normativas vigentes, lo que hace que no estén en el centro del ojo de ANMAT/INAL, pero que si son denunciados, pueden ser sancionados.

 

Así como le sucedió a Beatriz, cualquier consumidor que se enfrenta a una góndola no sabe que detrás de la organización de los productos existe un entramado de permisos que avalan que un alimento como el “Rallado” conviva (o se camufle) con otros quesos rallados que en su composición son 100% “quesos rallados”. Así los ciudadanos quedan en desventaja absoluta y ,lejos de saberlo, son víctima de las disposiciones que habilitan de alguna manera a los productores alimenticios y supermercados a realizar estas maniobras. Un sustituto no es el original, es un alimento de menor calidad nutricional.

 

Los controles por parte de los organismos no alcanzan. El poder siempre es externo. La falta de educación alimenticia por parte, por ejemplo, de las escuelas o el estado, hace que el Ministerio de Salud y el Ministerio de Educación operen como cómplices en esta cuestión. Sin dudas, poseer información que vuelva más conscientes a los individuos que eligen ciertos alimentos industrializados como parte de su alimentación diaria, dejaría en una situación menos ventajosa -en términos de ganancias- a todas las partes de dicho entramado.

Incluso teniendo el conocimiento, enfrentarse a este sistema es complejo. En una conversación con Defensa al Consumidor nos indicaron que de hacer una denuncia pondrían a un mediador y en ese momento ellos dejan de seguir el caso para que las partes lo resuelvan.

Para continuar habría que llamar a ANMAT para hacer la consulta y pedir que nos aclaren si corresponde la denuncia para saber si estamos o no en lo correcto.

 

Beatriz cuenta que siempre fue detallista en las compras. Recuerda la época de galletitas por peso “de esas que tenian sabor”, la leche en envase de vidrio y los alimentos a granel. De la confianza en el almacenero.

 

Hoy la rutina, dice, es otra. “Ya no hay tanta gente en casa, compro y hago stock para mí y para cuando me visitan”. Esta ama de casa jubilada va al supermercado generalmente los martes, cuando tiene descuento. Cuenta que cuando elije lo hace buscando las marcas que conoce de toda la vida aunque a veces debe cambiar por cuestiones de precio. “Me quedé con sensación de deconfianza, creo que ahora voy a tener que tomarme el trabajo de leer las etiquetas para ver qué estoy llevando”.

 

Beatriz somos todos. Las compañías alimenticias un puñado.

Que lo que se juegue en el super realmente sea la economía, y no tu salud.

A mirar y exigir.

NOTAS ADICIONALES

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SERVICIOS

MARCO LEGAL

El etiquetado frontal de los alimentos es una información que se presenta de manera gráfica en la cara principal o frente del envase de los productos con el objetivo de garantizar una información veraz, simple y clara al consumidor respecto del contenido nutricional de los alimentos y bebidas no alcohólicas con el fin de mejorar la toma de decisiones en relación con el consumo de alimentos. Esta información complementa la información nutricional y de ingredientes.Los principios del CODEX, establecen que el etiquetado nutricional debe ser un medio para facilitar información al consumidor sobre los alimentos y para que pueda elegir su alimentación con discernimiento. Establece que los productos no deben presentar información que sea “falsa, equívoca o engañosa, o susceptible de crear impresión errónea” respecto de su naturaleza y que la expresión de datos debe ser clara, bien visible, indeleble y fácil de leer para el consumidor. La puesta en marcha del etiquetado frontal permite dar cumplimiento pleno a los principios del CODEX1.

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a las PRUEBAS nos remitimos

Te presentamos algunos de los productos con los que te podes encontrar cuando vayas al supermercado.

¡Estate atento!

3 cups

Flour

1½ cups

Butter

Sodio: 

114mg

Sodio: 

50mg

Marca: Dia%

Queso Rallado

Marca:

La Blanquita

Alimento a base de queso rallado, sémola y sólidos lácteos

Marca:

La Serenísima

Queso reggianito rallado, sin deshidratar. Libre de gluten.

Marca:

OPI

Aderezo deshidratado a base de queso reggianito, sémola y almidones modificados, fortificado con vitaminas A y D.

Sodio: 

130mg

Sodio: 

30mg

QUIENES
SOMOS

Somos Daniela Domleo y Federico Peowich, estudiantes de Cs. de la Comunicación.

TWITTER ANDA DICIENDO

Las redes sociales no estuvieron excentas de la temática.

Mirá lo que dijo Alfredo Sainz, un twittero empedernido, sobre este tema.

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